lunes, 4 de julio de 2016

Vivaldi y el Otoño de 1977

Mi primer vinilo (parte I )
Tenía 14 años... Era el otoño del '77, la tarde fría, como las cinco y me detuve en la vitrina de un negocio, era la tienda Adlersberg que quedaba en la Alameda. Tenían unos vinilos en oferta, uno era clásico, el de Las Cuatro Estaciones de Vivaldi. Yo no las había escuchado nunca, o al menos eso creía. La verdad es que lo que más me llamó la atención fue el precio que era de $79... Una real vicoca, tenían otros discos clásicos, pero su valor superaba los mil pesos... Eran muy caros los discos cuando yo era joven y los clásicos lo eran mucho, pero mucho más. Cuando llegué a casa le comenté a mi papá, a el no le gustaba mucho el barroco en ese tiempo, él era más del romanticismo, además era un tipo austero en demasía puesto que eramos pobres y en dictadura la pobreza se sentía mucho más fuerte. Con todo, al día siguiente me encargó que pasase al negocio y comprase el disco en cuestión. Fue muy emocionante para mi comprar un disco nuevo y me sentí tan bien cuando en la tienda lo estaba pagando...
Las Cuatro estaciones de Antonio Vivaldi interpretada por Jan Tomasow en el violin, Anton Heiller en el cimbalo, con los Solistas de Zagreb dirigidos por el mítico Antonio Janigro en una grabación del sello Vanguard de el año 1957.
Esta es la misma cubierta de mi primer LP   ♫Para descargar este registro haga click►(aquí) 
Cuando llegué a casa mi papá me regaló el disco. Es importante comprender que para un niño de catorce años en aquella época, hasta las cosas más mínimas lo impresionaban enormemente. En esos años, para escuchar y conocer música, había que escuchar la radio o comprar el disco, todo era más difícil. La oferta en el mercado era muy escasa, poca variedad de música y en pocas versiones. La gente más pudiente, se nutría de las importaciones que cada uno pudiese realizar.
Mi impresión mayor fue cuando me dispuse a escuchar el disco, todo era una ceremonia, pero al comenzar a sonar, lo primero que descubrí es que esta música, ya la había escuchado antes, algunos fragmentos al menos...
Esa tarde descubrí una sonoridad fresca y juvenil, casi juguetona, el color, los ritmos, la armonía. Ese sonido era nuevo para mi. Estaba compuesto hacía más de 250 años y me resultaba tan actual que mi emoción era gigantesca. Quería conocer más de Vivaldi, pero desgraciadamente poco pude averiguar sobre el músico en cuestión, y grabaciones encontré muy pocas en los discos usados, unos conciertos ejecutados por Los Solistas de Zagreb y los conciertos para laúd y mandolina. Los compré mucho tiempo después.
Pasarían muchos años para que la música de Antonio Vivaldi se comenzara a grabar con mayor periodicidad y en mejores y variadas versiones, correctamente instrumentadas etc.
Este encuentro con la música de Vivaldi, cambiaría mi visión de la vida para siempre. Si no tienes alma de niño y corazón franciscano, jamás podrás comprender al Cura Rojo.
Pocas veces los más entendidos en música nos hablan de ella, es obvio, están mucho más ocupados en crearla o ejecutarla y así nos ceden el terreno a los que poco sabemos de ella. Sería de mucho provecho que algún día, alguno de ellos nos explicase la música desde su propio punto de vista. Sería colosal.

Un gran músico (Según yo), se confabuló conmigo en un proyecto en el cual haríamos videos donde yo preguntaría a nombre de los que poco sabemos y el respondería desde su conocimiento y experiencia. No sería para nada algo planificado, sería simplemente una conversación fluida. Poníamos el tema y la conversación transcurría. Desgraciadamente falleció pocos meses después cuando estábamos desarrollando nuestra aventura. Digo esto porque resulta muy complejo dar con las reales claves para comprender mejor la música y su real significado. Aunque está claro que mientras para nosotros es el deleite y la reflexión probablemente. En cambio para el verdadero músico no es más que un pretexto para desarrollar complejos juegos de equilibrio matemático, estético, armónico y otros varios y diversos temas a considerar. Y entonces en esta maraña de detalles ¿cómo saber cuál es la mejor versión de algo, la que más nos acerca al compositor, la que mejor refleja lo auténtico?. Esta me llega más, pero esta otra dicen que tiene mayor valor... Hay gente que vuela escuchando a Pavarotti en Andrèa Chenier, mientras los más puristas y entendidos rasgan vestiduras. Interesante resultaría conocer los elementos de juicio que nos hiciera saber como apreciar mejor la música y así afinar mejor nuestro oído, mientras más pronto mejor, que la vida es muy corta para degustar tanto y tanto manjar. Quiero dejar para otra entrada, un análisis de las mejores versiones de Las Cuatro Estaciones según mi opinión y como en un juego entregarles una premiación simbólica. 
Hoy me preocupa más otro tema. Me preocupa el recuerdo de la dificultad para acceder al conocimiento que antes teníamos y la liviandad con que la mayoría de la gente de hoy consigue infinitamente menos, con las miles de oportunidades que antaño nosotros jamás soñamos siquiera y que ellos tienen en sus manos.
Si bien en este blog deseo apasionadamente hablar de música, también deseo hablar de quienes somos y como estamos enfrentando esta sociedad nueva que nos entrega mucho, pero verdaderamente mucho, y al mismo tiempo nos arrebata el estado de conciencia y finalmente nos obliga a seguir transitando como rebaño. Sin ideas, sin propuestas, sin opinión.


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